Photographies by Antolín Sánchez of the concert with the Orquesta Municipal de Caracas, Rodolfo Saglimbeni conductor, Clara Rodriguez, piano.

Playing Federico Ruiz’s Second Piano Concerto with the Orquesta Municipal de Caracas, Rodolfo Saglimbeni conductor, Clara Rodriguez, piano at the Asociación Cultural Humboldt of Caracas. July 2022.

This concerto was written especially for and is dedicated to Clara Rodríguez in 2003. It was premièred by the Orquesta Municipal de Caracas conducted by Rodolfo Saglimbeni at the Teatro Municipal de Caracas in 2004. Clara Rodríguez has performed it in London and in Caracas.

Clara Rodríguez estrena en Venezuela una composición de Teresa Carreño

 ENTREVISTA

Clara Rodríguez estrena en Venezuela una composición de Teresa Carreño

 ENTREVISTA

A la reconocida pianista Clara Rodríguez

Jesús Eloy Gutiérrez¿Cómo surge tu interés por Teresa Carreño?

Clara Rodríguez:  Mi profesora en Caracas, Guiomar Narváez me dio la partitura del vals Mi Teresita cuando yo tenía unos 12 años. La estudié y empecé a tocarla en presentaciones públicas, conciertos en el conservatorio y hasta en la televisión cuando la pianista Rosario Marciano hizo un bellísimo programa sobre la historia del piano en el Museo del Teclado (el cual ella creó) y me pidió que lo tocara en el piano moderno para cerrar el programa. Un gran honor para mí.

Yo aparecía allí corriendito entre los instrumentos y oyendo lo que ella decía. Me hicieron dos crinejas en el pelo, como unas rosquistas a cada lado.

JEG¿Qué ha significado la figura de Teresa Carreño en tu vida?

CR: Siempre me ha acompañado. Recuerdo claramente el día que alguien llevó a la casa un LP de Teresa Carreño, el cual contenía sus grabaciones de Schubert-Liszt y Chopin, y estando sentada en la sala con mi mamá, quien era una gran admiradora de Teresa Carreño, ella se conmovió muchísimo oyendo a TC tocar, un par de lágrimas corrieron por sus mejillas y ella me explicó que era de la emoción que le producía oírla.

Luego también oíamos el disco de Rosario Marciano e inclusive me llevaron al Teatro Municipal a escucharla en un recital cuando a Caracas llegó el piano Weber bellamente restaurado. Recuerdo que yo tenía puesto un vestido de organza que hacía un poquito de ruido cuando me movía en la silla de terciopelo del teatro…

Entre otras anécdotas, la beca que gané para estudiar en el Royal College of Music se llamaba “Teresa Carreño” y bueno, claro, está el CD que grabé con quince de sus obras que le ha dado la vuelta al mundo y que ese oye en radios de muchos países, incluyendo la BBC. Ese disco fue posible gracias a la gentil colaboración de la productora ejecutiva Morella Mendoza de Grossmann. Actualmente el sello discográfico Nimbus Records lo comercializó y está disponible en todas las plataformas.


En Londres también concebí y presenté varias veces un concierto dramatizado por una actriz inglesa, Karin Fernald, sobre la vida de Teresa Carreño, el cual llamamos Liszt in petticoats (Liszt en faldas) el cual tuvo mucho éxito.

JEG:  Cuando uno observa la trayectoria y el legado de Teresa Carreño un elemento que se encuentra en la música compuesta ella, a pesar de su profunda formación europea, es el reflejo de lo latinoamericano: ¿Tu como pianista que has estudiado e interpretado su música en qué piezas se puede apreciar esto?

CR: Aunque no sea flagrante la vena venezolana corre por su música en los valses, en sus alegres melodías (a excepción de las Elegías y Un sueño en el mar) y en esa aproximación al merengue caraqueño que tiene Un bal en rêve (Un baile en sueño). 

JEGAproximadamente desde 1890 ella culminaba todas sus presentaciones con el vals Mi Teresita (Kleiner Waltzer). Fue una pieza que alcanzó en esa época muchas reediciones y adaptaciones para diversos instrumentos. ¿Qué la hace tan especial?

CR: Primero porque ella le dedicó esa pieza a su hija Teresita mientras jugaba cuando era niña.

¡Es una pieza llena de encanto con una melodía pegajosa!

JEGA parte del popular Kleiner Waltzer ¿para ti cuáles serían las tres piezas más importantes en la carrera de Teresa Carreño como compositora?

Fíjate que esa es una pregunta difícil de contestar. Hay grandes obras como el Vals Gayo que ella compuso en Sídney, es una obra de madurez, pero están todas las que escribió siendo una adolescente que impresionan por su fuerza creativa, imaginación, dominio de la armonía y por supuesto las grandes dificultades técnicas que ellas presentan. 

Tengo el honor de estrenar en Venezuela el 23 de julio 2023 una barcarola llamada Sailing in the twilight (Navegando al atardecer) que para mí es un precioso estudio de cuartas y sextas, que suena fácil, pero ¡no lo es! Lo estrené mundialmente en Londres el 9 de noviembre 2022.

JEG:. En tu opinión como pianista: ¿Qué es lo más fascinante de Teresa

Carreño como pianista, como compositora, como artista?

CR: Su entereza, su transparencia y sinceridad. Por otro lado, su inmenso potencial para trabajar duro desde que era una niña. Nunca desmayó en ningún de sus deberes como hija, madre, artista. ¡Amó intensamente!

JEG. Tú has vivido fuera de Venezuela por muchos años: ¿Cómo has percibido la recepción de la imagen o el recuerdo que se tiene de Teresa Carreño en otras partes del mundo?

CR Todo el que se acerca a su música queda encantado e impresionado por la frescura de sus obras, además de admirar la carrera fulgurante, interesantísima que tuvo. Ella fue la primera estrella internacional que salió del continente americano.

 Un cráter del planeta Venus lleva su nombre, cosa que es sumamente apropiada y describe algo de lo que significó su paso por este planeta Tierra.

JEG¿Qué proyectos tienes para los próximos años en torno a Teresa?

CR: ¡Siempre la tengo en mente! ¡Hay varias ideas rondando, ya te las anunciaré cuando estén concretizadas!

JEG:. Un mensaje final a los venezolanos en relación al legado de Teresa

Carreño.

CR: Conocer su historia, oír su música, sentirse orgullosos de ella.

Fotografía de Clara Rodríguez: Antolin Sánchez Lancho.

Imágenes: Centro Documental Teatro Teresa Carreño.

En el siguiente links pueden apreciarla interpretando “Kleiner Walzer” (“Mi Teresita”) en el Bolívar Hall, Londres.

Breve biografía de Clara Rodríguez:

Nació en Caracas, donde estudió piano con Guiomar Narváez e hizo su debut, siendo una adolescente, con la Orquesta Simón Bolívar bajo la dirección de José Antonio Abreu. Luego de ganar por concurso la beca Teresa Carreño, se graduó de concertista en el Royal College of Music de Londres en donde estudió con Phyllis Sellick. Su carrera tanto de concertista como solista la ha llevado a compartir su arte con el público de países europeos, América, Egipto, India, Siria y Túnez. En todas esas regiones ha recibido las mejores críticas y ovaciones.

Para leerla completa visita mi cuenta en Instagram: @jesuseloybooks

Jesús Eloy Gutiérrez en 5:23

*SERENATA DE CLARA RODRÍGUEZ A BOLÍVAR Y A MARÍA TERESA DEL TORO*

*SERENATA DE CLARA RODRÍGUEZ A BOLÍVAR Y A MARÍA TERESA DEL TORO*

Jeanette Ortega Carvajal

Publicado en El Nacional https://www.elnacional.com/author/col-jeanetteortega/

*Twitter:* @jortegac15

Largos pasillos empedrados, llenos de aroma de hierba fresca y tierra húmeda, se llenaron con pisadas ajenas pertenecientes a personas que nunca, o tal vez en otras épocas, estuvieron allí. El sol resplandecía sobre antiguos corredores coloniales del siglo XVIII, mientras hoy, en el siglo XXI, en el interior de uno de los salones de la Quinta de Anauco, actual sede del museo de Arte Colonial de Caracas, un piano de cola, solitario y triste, sueña en silencio con las manos de alguien que nuevamente lo toque con pasión y despierte lo más sublime de su alma musical.

Clara Rodríguez, concertista y profesora de piano radicada en Londres desde hace varios años, era la persona que ese antiguo piano esperaba. Ella será quien, sobre sus teclas blancas y negras, deslice sus manos con pasión, intensidad y virtuosismo. Ese día, el día del recital, el público de las pisadas ajenas y los pasillos empedrados, sintieron estremecerse hasta en los confines más recónditos.

En la primera parte del concierto, Clara era solista. De pie, en el fondo, en un rincón oscuro del gran salón, el mayor representante del romanticismo musical, Frédéric Chopin, sonreía con sus 39 años eternos mientras con orgullo y beneplácito escuchaba parte de su obra con el estilo artístico y refinado de Clara. Al concluir, la figura elegante de Chopin se transformó en sombra y se diluyó entre los aplausos. Así le ocurrió a Teresa Carreño quien, de manera etérea pero menos discreta, también participó en el concierto.

Dicen que la cercanía de los espíritus buenos produce sed. Fue Teresa quien obligó a Clara a tomar varios sorbos de agua. Fue entonces, cuando talento y alma se fusionaron. Dos almas. Dos talentos. Dos épocas distintas. Clara sintió cómo sus manos dejaron de pertenecerle y Teresa, a través de Clara, ese día tocó.

Teresa Carreño usó las hábiles manos de Clara Rodríguez para ofrecer al público una interpretación magistral que había sido compuesta por ella y jamás interpretada en Venezuela, su título: “Navegando al atardecer”. No hay duda. Es absolutamente cierto que no era Clara quien tocaba. Era la propia Teresa Carreño quien se apoderó del cuerpo de la concertista y se adueñó de ella.

Al concluir el último acorde de la pieza y tras una breve pausa, satisfecha y feliz, Teresa Carreño, orgullosa, salió del cuerpo de Clara y con delicado estilo se diluyó ante los eufóricos y hechizados aplausos de un público que, ante la magistral interpretación, no pudo evitar ponerse de pie y aplaudir durante minutos que parecieron no tener fin.

Cuando se inició la segunda parte del recital, también, en medio de aplausos (y es que nunca dejaron de sonar), entraron los amigos de Clara, los de este siglo. El maestro Federico Ruiz fue el primero en hacerlo, en cuanto pudo, cubrió la timidez de su enorme talento musical colocando sobre su pecho, muy cerca de su corazón, un hermoso acordeón que con calma lo esperaba en una silla. A este maestro le siguieron dos más, Eduardo Ramírez, quien entró con dos cuatros en la mano y quien toca con la rapidez del Halcón Peregrino y Miguel Delgado Estévez, músico brillante, orondo de orgullo con su inseparable guitarra que ya parece una extensión de su cuerpo.

_“Les presento a la banda”_, dijo con gran simpatía Clara Rodríguez, arrancando esta vez no sólo aplausos del público sino también sus risas. Fue así como se inició la parte final del concierto. Y, fue así como las antiguas paredes de la Quinta de Anauco, se impregnaron con interpretaciones maravillosas de músicos extraordinarios. Obras compuestas por maestros de la talla de Adrián Suárez, Evencio Castellanos, Luisa Elena Paesano, Henry Martínez, Aldemaro Romero, Renato Aguirre y Federico Ruiz, este último conmovió a más de uno con un vals que le compuso a su madre y que tituló: _“Tu Presencia”_. Esa mañana, en la Quinta de Anauco, Dios se deleitó y la madre de Federico Ruíz, desde el cielo, le regaló a su hijo la más dulce de sus sonrisas.

Dicen algunos que, en las noches, después de ese concierto, por increíble que parezca y aunque de épocas distintas se trate, el Libertador Simón Bolívar, elegantemente vestido y visiblemente feliz, baila enamorado en medio de un sueño eterno con su amada y joven esposa María Teresa del Toro. Aldemaro Romero toca para ellos un vals, su _“Quinta Anauco”_ en la Quinta de Anauco mientras, Teresa Carreño, apoyada sobre el piano, observa el amor eterno de esta sufrida pareja mientras coquetea con el pianista creador de Onda Nueva. Por eso ya el piano de cola no se sentirá nunca más triste ni solitario y es que, la música, es la forma más sublime del amor eterno.

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Clara Rodríguez Caracas Concert Season 2022 Photography by Antolín Sánchez

Sala José Félix Ribas. Complejo Cultural Teresa Carreño. Recital de música de Venezuela y Latinoamérica

Clara Rodríguez, piano

Federico Ruiz, acordeón

Miguel Delgado-Estévez, guitarra

Eduardo Ramírez, cuatro y guitarra

‘Female Icons of Latin America’ – an interview with Clara Rodriguez by Ray Picot for ILAMS The Iberian and Latin American Music Society of the U.K.

The renowned pianist Clara Rodriquez presents her new programme ‘Female Icons of Latin America’ at the ILAMS’ 2022 Echoes Festival. Clara discusses here with Ray Picot puts in context the lives of the composers featured, and how they got their music in a world that was slow to recognize female achievements.

Chabuca Granda


Ray Picot: This and other concerts you are giving of Latina women composers are a great opportunity for you to tell their story when so many have been forgotten.


Clara Rodriquez: Indeed, I appreciate the opportunity ILAMS has offered me to play this recital and that it has given me green light to choose this programme that I adore, of mainly women composers from Latin America. Their stories are relevant, and full of passion for music and life, as well as being beautiful compositions.


These women have in common great talent, steely determination, creativity, and how hard they worked to achieve their potential. They all had families, children, and husbands, many went through divorces plus all the responsibilities of their art and careers.


Interestingly, I was not acquainted with the concept of “Latina Women” until now. I understand it as being a term made up in the United States to denote women of Latin American heritage. It seems to me that these concepts, including “Hispanic”, try to define people as if they don’t really belong to the society they live in. I don’t think that any of the composers I shall be playing can be described as “Latina women” unless I am mistaken in which case, I would be happy to have the term explained.


RP: Who are the composers you are featuring in your concert?


CR: The Venezuelans Maria Luisa Escobar, Teresa Carreño, Modesta Bor, Luisa Elena Paesano, Diana Arismendi, as well as the Chilean Violeta Parra and the Peruvian Chabuca Granda.

The Venezuelan ones are played with regularity by the younger generations, especially Paesano and Bor. Teresa Carreño’s pieces tend to be technically quite difficult!

Personally, I play their music often in concerts and I am happy that my pupils are interested in playing them too. I am trying to publish my editions of some pieces and I was pleasantly surprised to see that one of the exam boards in the U.K has recently included Fugue No 1 by Modesta Bor in their piano syllabus. I have had the privilege of recording on my Nimbus Records CDs a good number of these pieces, possibly, as premières.


RP: We’ve heard a lot more now about female European composers and musicians, particularly siblings or partners of famous composers and whilst they had careers they seem to have been written out of history books with a few exceptions.


CR: Unfortunately, the condition of women throughout history has been dominated by discrimination, sometimes even by powerful women themselves as in the case of Queen Victoria who was opposed to women’s rights.

On the other hand, we find great fighters for those rights, for example, writer Virginia Woolf who in her book ‘A room of one’s own’ sketches observations of the condition of women artists throughout the history of her country. Amongst many
other instances, she finds that she had access to her father’s library but not to any at Cambridge University, where women were banned from entering. She complained that she was not given the opportunity to be educated or have formal studies like her brothers were. She asks many essential questions, “How many books are written about women in one year? How many are written by men?” According to her, women are objects of worship or of loathing. Half divine or lacking souls or brains.


Another example is that it became impossible for Mozart’s sister Nannerl, as she grew older to continue her career as a composer, as soon as women reached a marriageable age they would not be permitted to have artistic careers. Some became great teachers, and most probably they improvised music in their drawing rooms, but as it was not positively seen, they would not consider their efforts as worthy. Clara Wieck, Robert Schumann’s wife, was trained by her father and went on to have a very important career as a performer but thought that women shouldn’t be composers. In the case of Fanny Mendelssohn, she was fortunate to have
married a painter who appreciated her talent as a composer and published her pieces.


Another inspiring character was Parisian Aurore Dupin, better known as George Sand, who wrote many plays, novels, and thousands of letters, who was not afraid of making her point, and who fought for her ideas. Her literary talent was admired by the greatest male writers of her time. She had to obtain legal permission to dress as a man in order to take part in the literary salons.

Nannerl Mozart


But let us not just think that they had gloomy lives, those were the rules and those rules had to be broken. That was exciting! Perhaps it has taken too long but all these women fought hard to achieve some freedom and a place and a voice in
society.

George Sand
Fanny Mendelssohn Hensel
Virginia Woolf


RP: Most male Latin American composers undertook advanced studies in Europe and courses in the USA latterly. Was this true of their female counterparts?


CR: Since 1870 there has been in Venezuela free education officially, for both sexes, a movement that started in the year of independence, 1811. Music has been an important part of that education, the first music school created dates from 1776 but it only accepted men. In the main cities, there were harpsichords, pianos, and French harps in many homes and women sang, danced, and played to quite a high level but mainly for fun, as a hobby.

Women had to wait another century, 1897, to be taught music (by women teachers) in the conservatory and to be able to be more active in society as musicians, and a good number graduated as composers after completing their studies.

Women-only symphony orchestras were founded in cities such as Valencia (“The beautiful sex orchestra”), Barquisimeto, Puerto Cabello, Ciudad Bolívar, and in the Andean states, which means, in all the cardinal points of the country!


RP: Tell me little more about the composers you have chosen to include in your concert as few are familiar to audiences here.

CR: The musical production in the history of Venezuela was described in journals during the 19th century by mainly German scientists and visitors, such as Alexander von Humboldt. Also, important periodicals such as El Cojo Ilustrado published music scores, including by women composers as in the case of Isabel Mauri. In the 1930’s Uruguayan musicologist Kurt Lange coined the phrase “Musical miracle of America” after observing such febrile activity in the country.

Clara Rodriguez, pianist
Photography by Antolín Sánchez


There is the notable success of Teresa Carreño (1853-1917) who was born into a musical family and began to compose as early as 1859. By the age of 8, she had her Op.1 piece, a waltz dedicated to Gottschalk, published in New York. She was taught by her father, Manuel Antonio Carreño, and became the first truly, international artist of the American continent, performing in North and South America and Cuba, Europe, Australia, and South Africa, conducting, singing opera, and composing over seventy works for the piano, the “Hymn to Bolivar,” a few orchestral pieces and a quartet. She had five children and four husbands.


Maria Luisa Escobar (née Maria Luisa González Gragirena) was a Venezuelan musicologist, pianist, composer, and caricaturist, and who founded the Ateneo de Caracas and the Society for the rights of composers and authors (Valencia, 1921; Caracas 1985). At the age of five, she began to study piano and a year later, she composed her first piece, three years later, she travelled with her parents to Curaçao, Netherlands Antilles, where she languages and music concluding with a Baccalaureate in 1917. Then, she moved to Paris to continue her musical studies in addition to singing under the tutelage of Jean Roger-Ducasse, Arthur Honegger, and Charles Koechlin. When she returned to Venezuela she composed pieces for musical theatre, piano, orchestra, and songs. She recorded for Victor Talking Machine Company her own songs. In honour to her career María Luisa Escobar obtained the National Prize of Music in 1984, a few months before her death in 1985. It was Guiomar Narváez, my piano teacher and her goddaughter who introduced me to her compositions. Escobar wrote one of the most beautiful boleros, called Desesperanza. She had four children and two marriages.

I had the pleasure of being acquainted with Modesta Bor when I was a young student in Caracas when I played her “Children’s Suite”. Especially I remember the piece called “First day at school”, not because I enjoyed school! A courageous lady that
must have thought that her career as a brilliant pianist would be ended when she contracted the rare Guillain-Barré syndrome, a year before taking her final degree examination at the Escuela Superior de Música de Caracas. She was born in a fishing village, in 1926 in Juan Griego, Isla de Margarita, and died in 1998 in Mérida -Venezuela. She became the first Venezuelan to graduate from the Tchaikovsky Conservatory in Moscow.
I have also known her son, the cellist, Domingo Sánchez Bor who says about his mother: “At 25, Modesta Bor thought that in her fast-paced career as a pianist she had suddenly been given a final bar, the Guillian-Barré syndrome. The rehabilitation process was slow and painful, but when she began to feel the reminiscences of lost motor skills, she held on to her instrument. She sat in front of the piano and spent hours and hours playing. Now that I think about it, although she could hardly walk, with music she could run, she could fly.” Domingo was five years old when his mother travelled to the Soviet Union to audition for Aram Katchaturian who, impressed by her Viola Sonata gave her a scholarship and a place at the Conservatoire. “She did not encounter obstacles to leave the four of us so young in father’s hands, but she was torn, of course. However, my father, who was also a musician, encouraged her to go to Russia to study. Deep down, she had a great thirst for learning and innovating.”
Modesta Bor composed many piano pieces including a concerto, over two hundred choral works, and “Genocidio” a symphonic poem where there is a struggle between a nationalist theme and themes extracted from television commercials from the
time. Bor was against the cultural penetration through foods and music produced by transnational companies in her country. This work, due to its political content, meant that she did not win the National Prize for composition in 1970, but her music has become widely performed in Venezuela.


I met Luisa Elena Paesano at one of the festivals I organized in Caracas in the 90’s and was struck by her freshness, beauty, enthusiasm, and charm. She says that her musical education started at home during Sunday family gatherings where her grandad, uncles, and aunties would play music that ranged from Beethoven and Chopin to traditional Venezuelan folk airs. She had classical music training from Vicente Emilio Sojo at the Escuela Superior de Música in Caracas. She dedicated her art to composing in a Venezuelan folk style; she founded the El Trancao Trio with piano, double bass, and cuatro with which she performed her own music. She composed over one hundred works and used to say that Venezuelan music was” not easy to play, write, or even read it. The way one strikes the keys is especial, different from classical music.” She was born in Caracas in 1946 and died
in 2019, she had two daughters.


Diana Arismendi is of my generation, and we have known each other since our childhood. Diana says that the piece
“represents my regret for those who are no longer with us”. Diana Arismendi was born in Caracas in 1962 and has a catalog of approximately fifty works that includes orchestral pieces, concertos, a children’s opera, percussion, and piano
pieces. They have been performed widely in Latin America, Europe, and the USA, and Canada. Diana Arismendi studied in Paris with Yoshihisa Taïra and in Washington at the Catholic University of America, under the tutelage of Helmut
Braunlich. She is a professor at the Universidad Simón Bolívar where she is currently the Culture Coordinator and Head of the Department of Social Sciences at the university. Since 1996,
Arismendi has been the Executive Director of the Latin American Festival of Music of Caracas. Diana Arismendi has one son and is currently married to composer and conductor Alfredo Rugeles.


I had a recording in my flat in Richmond, (Surrey) when I was a student at the RCM, which I used to listen to by Violeta and Angel Parra. Violeta Parra had not the most beautiful singing voice, but it was her lyrics, melodies, and interesting rhythms
that fascinated me, which were accompanied by a guitar, a charango, and a Venezuelan cuatro. Violeta Parra was born in San Carlos, Ñuble, Chile in 1917 to a struggling family of many children. Her father was a music teacher and her mother
a seamstress. The family lived in great poverty which pushed her and one of her brothers, to wander on trains around the country singing to gain a few pennies to put food on the table. Violeta Parra had a tremendous force of spirit and composed many songs,
and her eloquent lyrics are so poetical and true to the living condition of the people, politics, love, and even humor, they have touched the hearts of millions of people around the globe. She travelled around her country with her guitar and a
tape recorder compiling folk melodies and dances as well as investigating the output of composers from the Mapuche tribe, their difficult history, subjugation, and marginalization in Chile and Argentina. But her own compositions are not
considered folk, she invented her own idiom. Apart from composing and researching she was also a fine artist and the first Latin American to expose at the Louvre Museum in Paris in 1964.
Violeta Parra’s song “Gracias a la vida’ has been sung by singers from many countries, it is a hymn to life, a thank-you to all the beautiful gifts life can offer. We celebrate these gifts with her great lyrics on a simple melody. She lived intensely and sadly took her life, broken-hearted and in debt in 1967.


The case of Chabuca Granda is also very special perhaps less academic, but nevertheless very creative. She is also a poet, a free spirit who was concerned with class and racial differences in her natal, beloved, Peru. Her inspiration comes from
the people and the land. Her poetry and music have resonated around the globe and have become part of Latin America’s popular culture. She dedicated the song “La flor de la canela” (The flower of cinnamon), to her friend Victoria Angulo, a black domestic worker. She says that she discovered, and was inspired by, Conny Mendez from Venezuela who sang to her country and to nature. “At that time, in Peru, people mainly sang to broken hearts” she says. These are songs that never go out of fashion. The miracle of the popular song is that different countries perform it in their own way.”
Chabuca Granda had to break with the moulds of a strict society where her husband had the right to keep their children after the divorce, allegedly because she was a singer. However, her career really took off after the divorce. Also, she could make her recordings after her father’s death, who incidentally was an engineer in a mining area of Peru, Cotabambas, Apurimacv department where Chabuca was born in 1920. She revolutionized the typical Peruvian waltz introducing new subjects and creating metaphors with her lyrics. She also included in her compositions percussion and airs from Afro-Peruvian music. Some of her most famous songs are “Lima de veras” with which she won the National Waltz Prize , “La flor de la Canela”, “Fina estampa”, “Gracia”, “José Antonio”, and “Zeñó Manué”. Later in her career she
wrote songs dedicated to the Chilean Violeta Parra “Cardo o ceniza” and to Javier Heraud, a Peruvian poet and guerrillero, who was killed in 1963 by the Peruvian army. Maria Isabel Granda Larco A.K.A. Chabuca Granda, died in Fort-Lauderdale,
Florida, USA in 1983.


RP: That is truly fascinating. These musicians lived very full lives and were dedicated to their art, and sometimes against insuperable odds. Returning to the concert you have created a balance by showing connections with some important
male composers.

Nina Rivas, cellist Photography by Jean-Luc Muller


CR: We all need each other! My friend, composer Federico Ruiz, has made a beautiful arrangement and free variations on “Gracias a la vida” and of “La flor de la canela” and my husband, Jean-Luc Muller, has incorporated the electric bass lines.
Also, I am happy to be performing a solo piano version done by Leticia Tagle- Gómez of the great orchestral score, “Danzón No 2” by Arturo Márquez and to have invited my son, Leonardo, to accompany and play with Nina and me. It’s a joy to play with these two young musicians!


RP: Can we look forward to more projects like this from you to help redress the balance?
CR: That would be lovely! I shall always interpret the music that I love and the composers that I feel close to my heart.

Leonardo Muller-Rodriguez, Manukapp. Electric-bass

Photography by Jean-Luc Muller

Clara Rodriguez in concert in London at the 1909 Arts Club on 9-11-2022 Icons of Latin America

Female Icons
of Latin America

Programme

Maria Luisa Escobar (1903 -1985 Venezuela) 

Noche de luna en Altamira (vals-nocturno)

Modesta Bor (1926-1998 Venezuela)
Juangriego (Venezuelan waltz)   

Fuga No 1 (from Cuatro Fugas)

Teresa Carreño (1853-1917 Venezuela)
  
Sailing in the twilight (Barcarolle) 

La corbeille de fleurs Op. 9 (Waltz)

Luisa Elena Paesano (Venezuela 1946-2019)
  
Pajarillo
Arturo Márquez  (Mexico 1950-)
  
Danzón No. 2 (arr. Leticia Gomez-Tagle)

Diana Arismendi (Venezuela 1962)
  
 Élegos for cello and piano (London première)

Violeta Parra (Chile 1917-1967)
  
Gracias a la vida (Free variations by Federico Ruiz) London première

Chabuca Granda (Peru 1920-1983)
 
 La flor de la canela (arr. Federico Ruiz)

CLARA RODRÍGUEZ piano
NINA RIVAS cello
LEONARDO MULLER-RODRÍGUEZ electric bass

‘Female Icons of Latin America’: Piano music by Venezuelan and Latina women composers
Wednesday 9 November 2022 Doors: 6.30pm
Concert: 7.30pm
Duration: Approx 1’40 including interval
Tickets:  
​£30, £25 Concession, £20 Early bird (by 26 Oct) tickets include a complimentary glass of Spanish wine


Clara Rodríguez is often described as an ambassador of Latin-American piano music, and she began championing women composers such as Teresa Carreño and Modesta Bor years before it became fashionable to do so. The programme features works either penned or arranged by women, including beloved popular Latin American standards by female Latin American icons such as Violeta Parra and Chabuca Granda, alongside classical pieces such as the Danzon No. 2, and the world première of Élegos for cello and piano by fellow Venezuelan, Diana Arismendi. 

Clara Rodríguez

Venezuelan pianist Clara Rodríguez made her debut at age 17 performing with the SBO, conducted by José Antonio Abreu, before winning a Teresa Carreño scholarship to study at the RCM where she went on to win multiple prizes – and where she now part of the professorial staff. 

Her playing stands out for its beauty of tone, high expressiveness, sensitivity, considerable digital clarity and stylistic acumen.  Clara regularly performs internationally and across the UK’s major venues, as well as on BBC radio.

Described by Radio 3 as ‘the undisputed champion of Venezuelan piano music’, she has built an enviable international reputation for her innovative programming, juxtaposing standard repertoire with works by South American composers, premiering over two dozen works.

Photography by Antolin Sanchez

With Guests:

Nina Rivas, cello

Born in Cincinnati, Ohio, Nina Rivas is also of Venezuelan heritage.  She began her cello studies at the age of 7 with her father, continuing at Chetham’s School of Music in Manchester and the RCM in London with a full scholarship, under the tutelage of Richard Lester. Nina Rivas is supported by the Wall Trust Award. At the age of 18, she led Chethams’ CSO Orchestra at Bridgewater Hall and in 2018 won the Upper Mill Young Musician of the Year competition, leading to an invitation to perform Elgar’s cello concerto with the Oldham Symphony Orchestra.  She was recently a semi-finalist at the BBC Young Musician of the Year Competition.

Leonardo Muller-Rodríguez, electric bass
(AKA Manukapp)

Leonardo Muller-Rodríguez (AKA Manukapp) was born in London to French and Venezuelan parents.  He graduated from Ravensbourne University with a First Class degree in Music Production for Media, followed by a Master’s in Neuroscience and Neuroimaging at King’s College London. 
As a bassist and composer, public performances include concerts at London’s Cadogan Hall, and Southbank Centre’s Purcell Room, sharing the stage with legendary French musician Michel Legrand, singer Jean-Jacques Goldman, and his mum, pianist Clara Rodríguez. 

Tickets: https://www.ticketsource.co.uk/1901artsclub/t-noolmmq

Website: https://www.1901artsclub.com/9-nov-2022-female-icons-of-latin-america.html

Concert Posters -Clara Rodriguez

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Photography by Antolín Sánchez, Jean-Luc Muller, Teatro Teresa Carreño, Andrés Landino, Chantal Rosa-Cobián.

Designs by Carlos David @carlosdavidoo , Frances Wilson, Gabriella Bello, María Teresa García.

Pianista Guiomar Narváez: Una exquisita perla de la Isla de Margarita, por Clara Rodriguez

Desde hace un tiempo vengo jugando con la idea vital para mí de hablar de alguien muy cercano, alguien por quien el cariño, el agradecimiento y la admiración son tan grandes que temo no expresar suficiente y claramente mis sentimientos en el retrato que me dispongo hacer de mi primera profesora de piano.

Guiomar Narváez. Fotografía por Evel González

Cuando yo tenía siete años, Guiomar me “puso las manos en el teclado del piano”, como lo ha dicho muchas veces. Ya había hecho un año de teoría y solfeo con la profesora Yolanda Cavalieri y automáticamente al sacar 19 o 20 en el examen final uno tenía la oportunidad de poder escoger un instrumento. Pienso que mi mamá escogió el piano, ¡seguramente me lo consultó primero! Yo se lo he agradecido eternamente.

En ese tiempo estábamos en la Escuela de Música del Este la cual se convirtió un año más tarde en el Conservatorio Juan José Landaeta, bajo la dirección del maestro Ángel Sauce.

Guiomar se dedicó con gran disciplina, metodología, rigor, amor y confianza en la capacidad de sus alumnos a enseñarnos todo cuanto sabía sobre ese difícil arte.

Como niña que apenas estaba descubriendo lo que el mundo me ofrecía, recuerdo desde el perfume de Guiomar, su cabellera negra peinada siempre en un moño o un chignon a veces adornado con algún lazo hasta sus vestidos clásicos, a veces “camiseros” y zapatos de tacón siempre elegantes, tenía algunos de estilo “T”.

Sus manos son realmente especiales, muy finas con dedos muy largos, uno tiene un distintivo lunar.

El curso con Guiomar comprendía programas que ella diseñaba con exámenes al final de cada trimestre. Junto a las otras profesoras del conservatorio había implementado esos programas los cuales estaban pensados para el desarrollo de la técnica pianística en donde debíamos hacer al año un número de estudios de Czerny, Hanon, Pischna, Clementi o Chopin, escalas y arpegios combinados con piezas de Bach, Scarlatti, Mozart, Beethoven, compositores Románticos, Impresionistas franceses y algo novedoso, la inclusión de obras venezolanas. Guiomar nos daba la lista de obras y estudios al final del año escolar… ¡para las vacaciones!

Los exámenes eran grandes ocasiones, con jurado de todos los profesores de la materia; hasta llegué a tener vestidos especiales para ellos. Había estudiantes que se ponían muy nerviosos y otros que lloraban cuando no salían bien. Para mí era algo natural y los tomaba tranquila.

¡Ah! ¡Si!, viajar al conservatorio era una odisea, ya que vivía en El Paraíso, en el oeste de la ciudad y el conservatorio quedaba en Campo Alegre, una hermosísima área del este de Caracas. Muchas veces íbamos en grupo en autobús, “camioneticas”, taxis o alguien que tenía carro (coche) nos daba un aventón. Entre mis compañeros de trayecto estaban los Deffendini, Belén Ojeda y los hermanos González Fuentes.

Recuerdo con mucho cariño toda esa época mágica. ¡Fui feliz! Todo el mundo era tan amable en el conservatorio. Había mucha alegría y generosidad por parte de los profesores. Entre ellos estaba el gran Antonio Lauro, Rházes Hernández-López y su hermano, el profesor de violín, así como los maestros Ángel y Ada-Elena Sauce, una generación más joven incluía a profesores como Federico Ruiz.

Hacíamos los conciertos de fin de año y recuerdo perfectamente que para mi primera presentación tenía un vestido que mi mamá mandó a hacer con una tela de florecillas amarillas y blancas sobre fondo azul marino. Tuve que usar la Guía Telefónica para sentarme ya que la banqueta más un cojín no eran lo suficientemente altos para que alcanzara bien el teclado. Toqué dos piezas populares venezolanas arregladas por Flor Roffé, El Santiguao y Arroz con leche. Me parecía que El Santiguao con su expresiva melodía y bellas armonías era de una profundidad excepcional. En mi casa la tocaba agregándole muchos doble fortes y tocaba el bajo una octava más baja para darle más emoción. Debo decir que algunas piezas de ese primer año de estudio me sacaron algunas lagrimitas, me tocaban el alma. Entraba en un mundo de emociones el cual disfrutaba enormemente. La colección del libro Ana Magdalena Bach me parecía particularmente bella.

Luego vinieron las piezas para niños de Khachaturian, Kabalevsky, el Children’s corner de Debussy y de Schumann, las Escenas Infantiles. Estudiábamos todas estas piezas muy bien para tocarlas en presentaciones en el conservatorio. Guiomar me llevó de la mano por todos esos maravillosos caminos enseñándome los diferentes lenguajes y técnicas de cómo interpretarlos.

Retrato al óleo de Guiomar Narváez por Henriette Florian, Viena, Austria

¡Cómo practiqué obras de Bach y algunos de los estudios de Chopin! Las Variaciones Abegg de Schumann, las Variaciones Sinfónicas de Cesar Franck, Reflets dans l’eau de Debussy. Y luego recuerdo la emoción de ir con mi mamá a comprar la partitura del Concierto K595 No 27 de Mozart. Antes de llegar a nuestra casa nos comimos ¡un delicioso milhojas de crema pastelera y caramelo en Sabana Grande!

Guiomar nos organizó conciertos en diferentes sitios de la ciudad tales como el Ateneo de Caracas, el Museo del Teclado, la Radio Nacional de Venezuela, el INCE, varias Casas de la Cultura y una casa para niñas en La Pastora. El programa era de autores variados, contenía algunos compositores europeos y muchos de Venezuela y Latinoamérica.

Una vez, la pianista Rosario Marciano la llamó para que yo tocara el Vals Mi Teresita de Teresa Carreño en un programa para la Televisora Nacional. Fue una linda experiencia realizada desde el Museo del Teclado. Años mas tarde, otra hermosa oportunidad, Guiomar propuso que tocara con el famosísimo guitarrista venezolano Alirio Díaz. ¡Inolvidable!

Alirio Díaz y Clara Rodriguez

Para Guiomar Narváez el arte de tocar el piano tiene que ver con una especie de divinidad la cual debe venir de la correcta producción del sonido, de la musicalidad, la justa manera de expresar las ideas musicales de los compositores y un rigurosísimo sentido del tempo; la conexión con el mundo de la imaginación y de la sensibilidad, en fin, con la sutileza poética y la fragilidad de la música como algo que debe ser respetado, algo sagrado.

Con estos principios nos formó y luego al presentarnos en el concurso Teresa Carreño, dos de sus alumnos ganamos becas para estudiar piano en el Royal College of Music de Londres. Mi compañero Luis Manuel Cabrices y yo obtuvimos esa distinción que selló nuestras carreras de por vida. Otro de sus alumnos, Rubén Guzmán también ganó una de las becas para el RCM y se especializó en música barroca (flauta dulce y clavecín) Otras dos alumnas del grupo, Belén Ojeda y Maria Assunta Bucco obtuvieron becas para estudiar en el Conservatorio Tchaikovsky de Moscú. Walter Breda fué otro de sus alumnos avanzados que se convirtió en un apreciado profesor de piano en Caracas.

La gran dama del piano venezolano, Guiomar Narváez nació en la Isla de Margarita, en el corazón del mar Caribe. Su padre, don Antonio R. Narváez (17-01-1907) oriundo de Pampatar, hijo de Ramón Narváez y de Gerarda Montaño de Narváez quien al ver el talento del muchacho le dijo: ”Te vas a Caracas y no regreses, si no triunfas“. Dice Guiomar: ” Y así fue, porque llegó a ser un músico de gran talento, recto y con disciplina a toda prueba, en el hogar y como director de la Banda Marcial” Le dedicó un valse precioso a su hija llamado “Guiomar”.

Con emoción me habló de la tradición de cada 31 de diciembre cuando la Banda Marcial, dirigida por su padre, tocaba el Himno Nacional en la Plaza Bolívar, luego que sonaran las 12 campanadas en la Catedral de Caracas. Falleció en la ciudad de Caracas el 30 de enero de 1985. Lamentablemente no lo conocí, pero si recuerdo con gran cariño a la madre de Guiomar, Lucía Malavé, una encantadora señora, cumanesa, cantante lírica y pianista. Siempre estaba presente en los conciertos. He conocido y he tocado junto a Ramón Narváez, un conocido contrabajista hermano de Guiomar.

No hay vida sin música” dice Guiomar Narváez

Desde su nacimiento estuvo rodeada de músicos y de música. Sus padrinos fueron dos grandes peronalidades del mundo musical venezolano, Vicente Emilio Sojo y Maria Luisa Escobar quien sugirió que la llamaran Guiomar en honor a la pianista brasileña, Guiomar Novaes.

María Luisa Escobar
Vicente Emilio Sojo

Su primera maestra de piano fué su madre. Seguidamente estudió con Emma Stopello y a los 9 años entró a la Escuela Juan Manuel Olivares en donde estudió con Gerty Haas graduándose con honores algunos años más tarde.

Guiomar de niña era una estrella del piano y del ballet. Cuando se graduó de bachiller tuvo que escoger entre las dos actividades. Su madre le dijo “tienes que ser muy buena en lo que escojas porque no se puede ser mediocre en nada”. Se decidió por el piano y comenzó a estudiar hasta 10 horas al día. “Nunca nadie me obligó” dice.

Mi mamá, Julieta García Giovannetti, recuerda haber visto en la revista Élite una foto de Guiomar luciendo un hermoso traje blanco largo. Se anunciaba que la jovencita haría su debut como solista en el Concierto en Do menor K 491 No 24 de Mozart con la Orquesta Sinfónica Venezuela bajo la dirección Pedro Ríos Reyna en el Teatro Municipal. La noche fue muy exitosa, era la primera vez que se tocaba ese concierto en Venezuela y el maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa que estaba en el público y quien fungía de ministro de educación en ese momento consideró que Guiomar merecía tener una beca para continuar estudios en Viena.

Su profesora quien era de origen checo, Gerty Haas, le regaló un prendedor de oro con notas musicales en perlas.

Guiomar fue aceptada como alumna en la Academia de Música de Viena en la clase del profesor Richard Hauser. Allí también tuvo maestros como Alftred Uhl y Erwin Ratz. Me dice Guiomar que Richard Hauser, quien por cierto fue maestro también de la pianista japonesa Mitsuko Uchida, era especialista en Mozart y en los Impresionistas. Para él los detalles de tener un sonido cristalino y producido con las yemas de los dedos como acariciando el teclado eran muy importantes. Richard Hauser recomendaba usar el 4to dedo (anular) para terminar pasajes que requerían un decrescendo o pianissimo, ya que éste tiene menos fuerza que el resto.

Guiomar usa muchas imágenes para explicar cómo reproducir en la música sentimientos o carácter. Colores, paisajes, tipos de amor, tisúes que caen levemente, agua que corre por arroyos, bailes. Realmente siempre busca la poesía en las interpretaciones de las piezas.

Enseñar a tocar el piano es una pasión, uno aprende mucho haciéndolo.¡Hay que tener mucha mano derecha y mucha mano izquierda!”

En Viena, Guiomar vivió siete años y en 1960 la famosa cantante venezolana Morella Muñoz le presentó al joven economista iraquí, Mazhar Al-Shereidah con quien se casó en esa ciudad antes de radicarse en Venezuela en 1967.

De esta feliz unión nacieron dos hijas, Meys’un, quien es hoy psicopedagoga y Jin’an, orfebre y productora musical.

Mazhar es un apreciadísimo pedagogo e investigador y fué profesor de la Universidad Central de Venezuela por 50 años.

Guiomar Narváez y Mazhar Al–Shereidah

El misterio natural que emana la imponente personalidad de Guiomar unido a su conexión con el mundo árabe es en mi opinión, la más perfecta combinación. Ojos oscuros de mirada profunda, nariz elegantemente perfilada, porte alto y erguido. Cuando era su alumna admiraba las exóticas y delicadas alhajas que portaba. Fascinantes anillos, collares y pulseras del medio oriente que a veces hacían un interesante contrapunto rítmico con los ejemplos de compases que nos tocaba para hacer alguna demostración musical.

Por su parte Mazhar, encantado por la música venezolana que su esposa tocaba la entusiasmó para que explorara mucho más el reportorio que ya llevaba en la sangre y el cual desarrolló de manera única en nuestro país. Piezas de los margariteños Inocente Carreño y Modesta Bor así como de su madrina María Luisa Escobar. Ramón Delgado-Palacios, Teresa Carreño, y por supuesto la alusión a las campanas de la Catedral de Caracas en el valse Mañanita Caraqueña de Evencio Castellanos pertenecen a su repertorio. La lista es muy larga e incluye a los compositores contemporáneos Miguel Astor y Federico Ruiz.

Modesta Bor, compositora margariteña

Recuerdo haber ido a una gran cantidad de conciertos tocados por Guiomar en Caracas. Muchos de ellos eran a dos pianos con Rose-Marie Sader o con Diana Franklin. Especialmente recuerdo haber escuchado por primera vez una pieza que me cautivó, el Scaramouche de Darius Milhaud. En la televisión, presentada por Renny Ottolina, la vimos tocar El Negro José del compositor Aldemaro Romero en el tercer Festival de Onda Nueva en donde también participó Astor Piazzolla.

Junto a Diana Franklin estrenó en Venezuela el Concierto para dos pianos de Mozart K365 tocándolo en Caracas y en Maracaibo.

Ella muy amablemente me ha apoyado en mis actividades en Venezuela, tocando conciertos en los festivales que he organizado en el Teatro San Martín de Caracas, sola, en dúo con Beatriz Klien y en trio acompañada por el cuatro y el contrabajo. En el Festival Un Piano de Leyenda interpretó piezas sola y otras conmigo a cuatro manos lo cual fue una bella experiencia.

Sus grabaciones son referentes importantes de la música venezolana, latinoamericana y del Caribe para piano. Entre ellos se encuentran los siguientes títulos:

  • Aguinaldos venezolanos junto a Morella Muñoz
  • Valses, Danzas, Sueños
  • Guiomar Narváez interpreta a Inocente Carreño
  • Dúo Contratiempo (música de Latinoamérica y el Caribe a dos pianos con Diana Franklin)
  • América a cuatro Manos (Dúo Plaza con Beatriz Klien)
  • Venezuela Divina
  • Guiomar Narváez (Venezuela, piano y orquestas) piano solista con la Orquesta Sinfónica de Venezuela, Filarmónica Nacional, Típica Nacional, Estudiantina Universitaria.

Guiomar dice: “Interpretar la música para piano del maestro Inocente Carreño es sentir a Venezuela entre los dedos. Saber cómo vibra, cómo siente, cuándo y por qué surgió una pieza. Tocar para él y oír sus sugerencias es un privilegio que solo se tiene al lado de un autor contemporáneo que vive, y que además es el último representante de esas primeras promociones de notables compositores nuestros, pertenecientes a la Escuela Nacionalista, alumnos del maestro de maestros: Vicente Emilio Sojo

En su carrera de concertista Guiomar Narváez ha tocado a lo largo y ancho de Venezuela, así como en el Cairo, en Bagdad, Estambul y Beirut. Otras giras latinoamericanas la han llevado a Colombia, Trinidad y Honduras.

La música no tiene partido político, ni fronteras. Tiene intérpretes -unos más expresivos que otros-

Ha participado en los CDs que acompañan los libros Eduardo Serrano maestro de la música urbana; El mundo árabe en nuestra música; El piano venezolano en tiempos de Arturo Michelena, Venezuela sonido y huella; Juan Bautista Plaza (obras para piano)

Es la creadora y fundadora de la Cátedra Libre de Piano Venezuela y Latinoamérica (1991) y de los concursos El Vals Venezolano (1994) y El Piano Venezolano (2002) y el Premio de Composición bianual del Piano Venezolano, éstos dos útimos auspiciados por la Fundación Edmundo y Hilde Schnoegass.

Guiomar Narváez ha sido condecorada en muchas ocasiones, ha recibido la Orden Teresa Carreño, el Mara de Oro, Orden Andrés Bello y la Orden Esteban Gómez -Clase Oro- del Estado Nueva Esparta. Ha sido presidente de la Fundación Vicente Emilio Sojo.

Ha tocado con orquesta bajo la batuta de importantes directores incluyendo al mejicano Eduardo Mata en las Variaciones Sinfónicas de César Franck en el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela.

-C.R. ¿Qué tocas en casa ahora que hay tiempo libre?

-G.N. Toco música venezolana. “Como llora una estrella” y piezas de Freddy León, por ejemplo.

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Para mí ha sido un privilegio haber sido su alumna, recibir su afecto y apoyo incondicional, oír sus consejos y seguir sus pasos en el amor infinito por su país, por la música y por la ¡maravilla que significa tocar el piano!

Oigo con amor su cantarina voz cuando nos despedimos y me dice: ¡Hasta Siempre!

Clara Rodriguez y Guiomar Narváez. Festival Un Piano de Leyenda. Caracas

Otro dato interesante

Siembra de dátiles (tomado del periódico El Sol de Margarita)

Guiomar ha tenido la costumbre desde hace años, de guardar las semillas de cada dátil iraquí que consume, y lo entregan a un vivero margariteño para que luego se siembren. Ya van 5 mil entregadas con esos fines, y una de las satisfacciones es ver cómo en avenidas locales los datileros crecen y se multiplican dentro de un paisaje caribeño y cosmopolita.

Clara Rodriguez y Guiomar Narváez. Teatro Teresa Carreño. Festival Un Piano de Leyenda
Guiomar Narváez contrajo matrimonio en Viena.
En Caracas hablando con Jean-Luc Muller
Clara Rodriguez, Guiomar Narváez y Julieta García Giovannetti

Clara Rodriguez y Guiomar Narváez
Guiomar Narváez, Clara Rodriguez y Mazhar Al–Shereidah

TERESA CARREÑO ALUMNA Y DOCENTE POR CLARA RODRIGUEZ

TERESA CARREÑO ALUMNA Y DOCENTE POR CLARA RODRIGUEZ

El nombre de Teresa Carreño ha resonado en el mundo desde el día de su nacimiento en Caracas el 22 de diciembre de 1853 en el corazón de una familia profundamente musical.

Teresa Carreño fue una de las pianistas más exitosas del siglo XIX y XX, se presentó en toda Europa, Estados Unidos, Cuba, Venezuela, Australasia y Sudáfrica durante una carrera en la que ganó la admiración de las personalidades más destacadas de su tiempo. Celebraron su talento músicos de la talla de Gounod, Rossini, Bizet, Liszt, Berlioz, Brahms y de los jóvenes pianistas como Claudio Arrau y Sergei Rachmaninoff.

Tocó conciertos con la Filarmónica de Berlín con los directores Arthur Nikisch, August Scharrer y Hans von Bülow. También bajo la batuta del famoso compositor y director, Gustav Mahler.

Muchas veces interpretó el Concierto en la menor para piano y orquesta de Edward Grieg dirigida por el propio compositor. Se dice que él hizo el siguiente comentario a Teresa Carreño después de oírla tocar por primera vez: “Señora, no sabía que mi música era tan hermosa”.

Actuó varias veces en los conciertos de los “Proms” de Londres fundados por Henry Wood quien en una entrada en su diario dice sobre la pianista venezolana: “Es difícil expresar adecuadamente lo que todos los músicos sentían acerca de esta gran mujer que parecía una reina entre los pianistas, y tocaba como una diosa. En el instante en que subía al escenario, su dignidad sostenía a su audiencia que la miraba fijamente con atención mientras ella arreglaba la larga cola de su vestido. Su vigor masculino, su cantabile y su maravillosa precisión en la ejecución de pasajes de octavas emocionaban a todos los oyentes”.

Dando un resumido vistazo a su intensa vida podemos enumerar algunos aspectos:

Compuso, desde la edad de 6 años, cerca de 70 obras para piano, un cuarteto de cuerdas y un himno a Simón Bolívar. También, durante algún tiempo, se convirtió en una exitosa cantante de ópera e inclusive llegó a dirigirlas.

Se casó por primera vez, a la edad de veinte años, con el violinista Emil Sauret con quien tuvo una hija, Emilita. Desde los veintiséis años estuvo en una relación con el tenor Giovanni Tagliapietra y tuvo tres hijos, de los cuales solo dos sobrevivieron: Teresita y Giovanni.

En Berlín, donde vivió durante treinta años, se casó con el pianista Eugene D’Albert (1892-1895) y tuvo otras dos hijas, Eugenia y Hertha.

En 1902 se casó con Arturo Tagliapietra, hermano de su segundo esposo.

Los compositores norteamericanos Amy Beach y Edward MacDowell le dedicaron conciertos para piano y orquesta. No llegó a tocar el de Beach pero sí el de MacDowell en los Estados Unidos y en Europa.

Cuando la pianista británica Moura Lympany dió un recital en el Carnegie Hall en 1957, cuarenta años después de la muerte de Carreño, el volante que anunciaba su aparición contenía una cita de Los Angeles Herald & Express que decía: “Desde los días de Clara Schumann y de Teresa Carreño, han sido pocas las mujeres pianistas que podían contarse entre los grandes. Anoche Moura Lympany dió pruebas de poseer cualidades que la colocan en un lugar destacado entre sus colegas históricas “.

Es mi mayor deseo en la vida, que mi público esté complacido”. Teresa Carreño se expresó de esa manera a muy corta edad cuando decidió ser una artista de por vida.

Ahora, para este artículo me gustaría hablar un poco sobre su educación y también sobre su papel como educadora, ya que me parece que el legado de los grandes pianistas también se puede encontrar en sus alumnos, pienso que es una forma de perpetuar el arte de tocar el piano.

El padre de Teresa Carreño, Manuel Antonio Carreño, comenzó a enseñarle a tocar el piano a la edad de seis años, escribiendo para ella cientos de ejercicios. Un admirador de la virtuosa pianista, el crítico William Mathews escribió un folleto sobre ella: Teresa Carreño, Biográfica y Crítica, publicado en Chicago cuando Carreño tenía treinta y tres años. En el mismo hay una entrevista donde ella le rinde homenaje a su padre en un intento de contradecir el mito creado por la prensa durante su época de niña prodigio ya que justo después de su debut en el Irving Hall de Nueva York a la edad de 8 años, los comentarios de la prensa declaraban que ella podía tocar de una manera tan maravillosa gracias a algún tipo de sortilegio o milagro, ignorando todo el trabajo educativo que había hecho su padre. De hecho, Manuel Antonio Carreño se ocupó de su educación hasta que ella dejara la casa paterna a la edad de 18 años.

Teresa Carreño dice en dicho folleto lo siguiente: “El mejor método de practicar el piano nunca se ha publicado, fue el que mi padre empleó conmigo. Para hacer el trabajo más rápido y fácil, mi padre escribió quinientos ejercicios, que tuve que hacer todos los días, dichos ejercicios abarcaban todas las escalas, arpegios, trinos, terceras, octavas, etc., etc. y pasajes difíciles de diferentes obras de todos los compositores que conocía (¡y eran bastantes!); y esto lo tenía que hacer cada día en una tonalidad diferente, tanto mayor como menor, y cuando terminaba los veinticuatro modos, tenía que comenzar de nuevo, y así sucesivamente hasta, se supone, el final de mi vida. Tenía que recorrer todo el teclado, en cuatro o cinco “toques” diferentes, incluido en “staccato”. Como se puede imaginar, cuando llegó el momento de empezar los “estudios”, mi ejecución había llegado a tal punto que el control de las dificultades en éstos era una cuestión de facilidad comparativa y de un trabajo muy rápido. Hasta el día de hoy comienzo mi práctica siempre por hacer dos horas de estos ejercicios de mi padre, que por supuesto tengo que reducir a un cierto límite para poder hacer el resto de mi trabajo “.

Desde los nueve años hasta que se mudó a París, Teresa Carreño tuvo lecciones en Nueva York con el virtuoso y muy admirado pianista de la época en las Américas, Louis Moreau Gottschalk a quien le dedicó su valse Op. 1.

Después de hablar durante algún tiempo en una visita, Gottschalk se sentó al piano y tocó para el pequeño grupo familiar. La pequeña Teresa, que estaba apoyada en el hombro de su madre, estaba tan fascinada por la belleza de la música que quedó completamente abrumada y perdió el conocimiento. Esto asustó tanto a Gottschalk que la levantó y la llevó de un lado a otro de la habitación en sus brazos. Declaró que alguien con una naturaleza tan sensible debía estar excepcionalmente dotado, y que de ahora en adelante ella sería su alumna. Después de esto, le dio lecciones cada vez que estaba en Nueva York entre viajes de conciertos.

En la capital francesa estudió con Georges Mathias, un alumno de Chopin y a partir de 1868, con Anton Rubinstein quien fué un gran amigo de la familia; llamó a Teresa Carreño su “hija adoptiva”; como él mismo lo expresó, “nacieron bajo la misma estrella y eran, por tanto, familiares”. Declaró que no le enseñó nada, sino que dirigió su trabajo y, a menudo, la escuchaba durante horas en un mismo día. Teresa Carreño recordó que tanto Gottschalk como Rubinstein caminaban constantemente mientras le daban clases. “Gottschalk siempre fumaba un puro, que se apagaba continuamente; Rubinstein siempre fumaba un cigarrillo mientras caminaba de un lado a otro, y como siempre se apagaba, un día le dije: “Papá, fumas más cerillas que cigarrillos”.

Teresa Carreño a su vez fue muy querida como profesora. Sus alumnos hablan de su gran generosidad y calidez; una de ellas, Marta Milinowsky escribió su biografía en 1940 “Teresa Carreño, por la gracia de Dios” y otra, Adelaide C. Okell, escribió el prefacio y publicó en 1919 una guía que Teresa Carreño escribió sobre el tema del pedal:

” Posibilidades de color por el uso artístico de los pedales “. En dicho manual, Carreño explica con el mayor detalle posible la sutil mecánica del pedal. Según Okell, Carreño dijo: “Si una estudiante no resuelve los efectos del pedal por sí misma, después de todo lo que le muestro sobre el tema, ¡no tiene remedio!

Para Teresa Carreño, la producción del sonido en el piano era el aspecto más importante y para lograrlo decía:

El gran principio de tocar el piano, la relajación, es lo que busco infatigablemente inculcar en mis alumnos. Por relajación no me refiero a la flacidez, o la tendencia de algunos estudiantes a desmayarse y nadar por todo el piano. La relajación significa control, y afecta la mentalidad del pianista no menos que sus brazos, muñecas y dedos. Deseo que mis alumnos sientan que tocar el piano es fácil, no difícil; hacer que consideren la práctica como una alegría, no como una carga; que vayan al piano como el pintor, con una hermosa idea para expresar, va a su lienzo, toma su paleta y pinceles y mezcla sus colores. Pero la tensión bajo la cual tocan tantos pianistas es terrible. Se nota incluso en los músculos del cuello y en la cara. Ahora esa angustia física se comunica con el intelecto, de modo que la interpretación sufre. Cuando escucho a tales pianistas en recitales, instantáneamente siento todas las molestias que están experimentando. Pero muy pocos estudiantes de piano entienden que la relajación se logra mediante un proceso mental “.

Su famoso alumno, Edward MacDowell, tenía unos nueve años cuando comenzó a estudiar con ella y Teresa Carreño tenía algunas anécdotas que contar sobre el famoso compositor: “Su antebrazo estaba muy rígido y tuve un sinfín de problemas con él”, “Solía ​​sentarme al teclado e ilustrar y luego le decía: ‘Ahora, Eddie, hazlo como lo hice’. “Él respondía: No puedo, esa eres tú, no yo “. Sin embargo, mis ejemplos tuvieron un buen efecto sobre él y durante toda su vida, aquellos que lo conocieron se dieron cuenta de lo fervientemente que trabajaba por tener los brazos y las manos relajados.

A la edad de diecisiete años, MacDowell envió a Teresa Carreño un rollo de manuscritos, acompañados de una carta en la que decía: “Sabes, siempre he tenido absoluta confianza en tu juicio. Mira esto, si quieres. Si hay algo bueno, intentaré un poco más, pero si crees que no tiene valor, tíralo a la cesta de papel y dímelo, y nunca escribiré otra línea “.

Teresa Carreño dijo: “Me senté y los toqué. Había en ese paquete, la Primera Suite, “Hexentanz”, “Erzählen”, la Barcarolle y el Etude de Concert. Le escribí a MacDowell: “¡No tires más nada a la canasta de papel, sigue escribiendo!

Teresa Carreño era conocida entre sus alumnos por la franqueza de sus comentarios, decía por ejemplo:

Las lecciones de música amplían el punto de vista del alumno sobre la vida

Tengo un método, hay tres divisiones en él: primero, Relajación; segundo, saber qué hacer; tercero, ¡hacerlo! “

Todo en tocar el piano es el color del tono”.

Hay cientos de matices entre ‘fuerte’ y ‘piano‘”.

Es una humillación tanto para el pianista como para el piano, cuando la música se toca mecánicamente, sin pensar “.

¡No queremos corredores de automóviles! ¡La velocidad no es arte!

Uno debe aprender a conocer sus herramientas: cómo usar sus brazos, sus manos; sus dedos. ¡Cuando se cava en un jardín, se usa una pala, no una pelota de goma!

La realización de Carreño como maestra la describe con el siguiente comentario refiriéndose a las numerosas cartas y mensajes de afecto que recibía de sus alumnos: “Esto, después de todo, es el mayor deleite en la vida de un maestro, o debería serlo, todo el amor maternal que uno le da a sus alumnos y ver que ellos corresponden. No he tenido una felicidad comparable a la de contemplar cómo recurren a mí como a una madre. Comprender el alma del alumno es el deber más importante del maestro “.

“Una de las pianistas más grandes de todas las épocas, ha muerto en Nueva York el martes 2 de junio”, dice el título de un artículo que apareció en la prensa estadounidense. Teresa Carreño murió en su casa de Nueva York en 1917. Entre los portadores de su ataúd estaban Ignace Jan Paderewski, Ernest Hutcheson, Walter Damrosch, Walter Josef Stransky, Mischa Elman, Franz Kneisel, Albert Spalding y Charles Steinway.

 Louis K. Anspacher pronunció un discurso conmemorativo en el que mencionó el hecho de que ella había estado en el escenario durante más de medio siglo y que había tocado en la Casa Blanca para los presidentes Lincoln y Wilson, también, que había sido una maravillosa madre y amiga y prosiguió con el siguiente texto: “Como artista, era una mujer-maestra, llena de energía inspiradora, con un propósito triunfante y majestuoso. Ella era realmente una Valkiria entre los pianistas. Por encima de todas las cosas, ella era un alma iniciada y consagrada.

Sus cenizas fueron luego repatriadas a Venezuela y se guardan en el Panteón Nacional en Caracas.

Hay un cráter en el planeta Venus llamado Teresa Carreño.

Clara Rodríguez

Venezuelan Composer Federico Ruiz by Clara Rodriguez

I first met Federico Ruiz at the celebration of the first wedding of conductor and composer Alfredo Rugeles in 1989 and then I met him shortly again, at one of the Latin American Music Festivals organized by the latter; There I spoke to him about my concern to create a repertoire that was Venezuelan, not only inspired by the music from the Venezuelan plains, but rather one that represented the Caribbean part that we also have. The next day Federico gave me his Pieces for Children Under 100 Years of Age, of which I immediately included about 7 or 8 in a recital that I gave a week later at the Museo del Teclado Keyboard Museum of Caracas.

Those pieces fascinated me because of the venezonality they present, the diversity of the themes, their joy and depth; I observed with great interest that there were also some dedicated to other Latin American countries such as Colombia, Cuba and Peru; apart from the finesse, delicacy and imagination of pieces like “Encuentro de Antonio y Florentino” (Encounter of Antonio and Florentino), “Sueño Mágico” (Magic Dream), “Vals para Dulcinea” (Waltz for Dulcinea), “Virgen de la Soledad” (Our Lady of Sorrow) there are others like “Charlot”, in foxtrot rhythm and “ Valles del Tuy ”in the style of the joropo tuyero.
From that first contact, Federico and I established a constant and fluid communication and I feel very honored by what each one of us has achieved within our professions.
He kindly listened to many of my suggestions and produced the oriental joropo called “Joropo-Estribillo” as the final piece in that children’s collection.
For pianists, studying this material is very interesting because they are miniatures that, when interpreted, must express exactly the idea suggested by the title, the historical or literary references and of course the language proposed by the author. You have to be very precise in the way you play each one. The magic is there, in those notes.
At that time I also found it fascinating to have come into contact with the well-known composer of the music of Venezuelan films such as Miguelángel Landa’s “Los años del pánico”The Years of Fear through “Paseo de dictador en motoneta” Dictator Rides a Moped for example and the “Cinematographic sequence” from the film “Cuchillos de fuego” Knives of Fire which bears witness to the close collaboration that Federico Ruiz has had with the filmmaker Román Chalbaud.
With the formidable richness that I saw in them, I thought that I had to continue exploring the creative mind of Federico Ruiz as well as his very open and adventurous spirit!

When listening to his “Triptych for Band” we talked about the possibility that he would make the last movement a piece for solo piano, thus the “Merengue” was born, which is a virtuoso concert piece, of great dimensions, based on the traditional rhythm of that national dance from Caracas.

Then it was clear that having a work in the form of a sonata with several movements would be very important and I remember the great excitement of seeing the development and final creation of what is today the “Tríptico Tropical” Tropical Triptych for piano, in its three fabulous movements which I premiered at the Southbank Center in London in my first recital in such a prestigious cultural center. The critic of the Independent newspaper, Robert Maycock, described it as: “Irresistible” referring to the dance style of many of the rhythms present there as well as the charm of the music.

There was little left to complete a CD, I thought that we needed, in my humble opinion, an expressive, lyrical, one-movement work; Federico Ruiz created the “Nocturno” which transits, in the words of Federico Ruiz himself, “the sinuous paths of the soul”. It is indeed, a profound and reflective work.

Federico had given me two waltzes of great beauty and elegance: “Eloísa” and “Tu Presencia” and after I attended a performance of the play Oficina Número Uno by Miguel Otero Silva with the great actress Elba Escobar in the role of the character Carmen Rosa, I was extremely moved by the incidental music that I had heard that night, which had been composed by Federico Ruiz. When I got home I gave him a call and asked him to please make a piano score of the theme. With his usual kindness, very soon after I obtained the desired “Carmen Rosa” waltz.
To these pieces we added the Micro-Suite, a work written in twelve-tone language, of especial filigree and intellectual interest and of avant-garde piano technique.

After much study, rehearsals, presentations in different countries, always in communication with Federico -we even got to do concerts in Caracas and Ciudad Bolívar, where I played his pieces and he talked about them- in 1994 I recorded in London during two days, a CD with all the works mentioned above which came out in 1995 on the ASV label from London and which has recently been re-released by Nimbus Records.

https://www.wyastone.co.uk/clara-rodriguez-plays-the-piano-music-of-federico-ruiz.html

In the turbulent end of 2002 in Venezuela, Federico produced three works for piano of which I have only recorded the vertiginous and highly applauded “Zumba que zumba” that I included on the CD called “Venezuela” -Nimbus Records-; the others that I also had the opportunity to première in concerts are the “Carnaval” and the “Variations on Carmen the one who was 16 years old”.

For the same CD “Venezuela”, I recorded the music that Federico Ruiz wrote for the film “Aire Libre” by Venezuelan film director Luis Armando Roche, called “Aliseo”, a wonderful piece that combines the European baroque – classical language, with different twists of Venezuelan joropos in just three minutes!
I remember that for the same film I recorded the piano part of other incidental compositions by Federico Ruiz himself.

https://www.wyastone.co.uk/clara-rodriguez-venezuela-a-recital.html

With the Venezuelan group El Cuarteto, I have performed “Carmen Rosa”, “Aliseo” and “Tu Presencia”, the latter two are on our album recorded in a concert at the Teresa Carreño Complex, called “El Cuarteto con Clara Rodríguez live”


In 1996 I had the opportunity to play with the Simón Bolívar Orchestra, under the baton of Alfredo Rugeles, the “First Concerto for Piano and Orchestra” by Federico Ruiz, an unforgettable experience since this is a work in a minimalist language, very contemporary. I remember that Maestro José Antonio Abreu was present, sitting in the front row, and giving me an affectionate handshake, he said: “Brilliant!”

A wonderful and large-scale event was being close to its creation and of giving its première in 2003, he kindly dedicated to me his “Second Concerto for Piano and Orchestra”. This was first performed at the Municipal Theatre of Caracas with the Municipal Orchestra of Caracas under Rodolfo Saglimbeni who fully supported the project next to Mercedes Otero, composer and President of the orchestra at that time and Teresa Hernández at the Venezuelan Arts Council. The audience couldn’t contain their excitement and clapped loudly between each movement. It had a tremendous reception.

With this same orchestra and conductor, I recorded it in the Aula Magna of the Central University of Venezuela (UCV). We also played it in a concert at the Humboldt Association of Caracas.

Clara Rodriguez playing Federico Ruiz’s Second Piano Concerto with El Sistema.
Andres Gonzalez, conductor. Photography: Antolin Sanchez

Other wonderful experiences have been being able to play it twice with the Orquesta Filarmónica Nacional conducted by Luis Miguel González; in both times the percussionists of the orchestra have put their imagination and knowledge into the performances, thus adding an indigenous approach to the Afro musical culture very much present in the music, especially in the precious second movement.

On a beautiful opportunity in 2014, I played it in a concert dedicated to Federico Ruiz for the celebration of the 39th anniversary of El Sistema at the Centro de Acción Social Para la Música under the baton of Andrés González with the Francisco de Miranda Orchestra.

Clara Rodriguez playing Ruiz’s Concerto with the Orquesta Filarmónica Nacional under the baton of Luis Miguel González. Photogrphy by Antolin Sanchez.

In the city of London, I premiered the concerto at St. John’s Smith Square, conducted by Levon Parikian. This was a concert dedicated to the “Children of Venezuela” with the support of “Veniños”.


Parallel to all this has been the great concern of publishing his works for piano. After quite a long and exciting wait and after having had many deliberations with different committees, we had the acceptance of the publication of the piece “La Peruanita” The Little Peruvian Girl belonging to Pieces for children under 100 years of age, as part of the curriculum of the exams of the Associated Board of the Royal Schools of Music (ABRSM) for the period comprised between 2013 and 2015. The Associated Board of the Royal Schools of Music (ABRSM) is the world’s largest music publisher, exams are taken in more than 90 countries.
Thus this piece spread the name of Federico Ruiz worldwide as it was played by thousands of pianists.
This made it easier for Spartan Press to publish my edition of 15 Pieces for children under 100 years of age, which has served so that other pieces are included in other bodies of examinations such as the Trinity (“Charlot” / Chaplin) and the same ABRSM included “ Un amanecer in Santa Marta ” At Dawn in Santa Marta in the 2019-2020 period.


Federico Ruiz’s work is highly valued by all who get to know it and that is why I am working on the publication of the rest of his pieces for solo piano since both he and I are constantly asked by pianists from all over the world for the scores.

https://www.spartanpress.co.uk/spweb/details.php?catno=SP1188

Together we have also had the pleasure of sharing the stage (he plays the accordion) playing several times in the Sala José Félix Ribas and a great concert in the Sala Rios Reyna of the Teresa Carreño Complex in repertoire from Argentina, Brazil and Venezuela, Homenaje a dos Federicos, since it was the commemorating 200th anniversary of the birth of Fréderic Chopin where in addition to playing with Federico Ruiz I played solo works by the Polish Federico, of course!

Homenaje a dos Federicos. 2010. Teatro Teresa Carreño. Caracas. Clara Rodriguez /piano Federico Ruiz/ accordion

Apart from this intense artistic relationship I have infinite esteem towards the great person that Federico Ruiz is, his eloquence, his very funny witticisms and his wise observations on life in general. I feel secretly and discreetly, proud of all the dedications that he has made me and of course also infinite gratitude!
Our artistic collaboration has been a journey, as they now say, full of delicious musical moments and the satisfaction of seeing his work reach the hands and souls of hundreds of thousands of people.

I wish Federico Ruiz a very long and fruitful life.

Visit https://www.facebook.com/Composer-Federico-Ruiz-by-Clara-Rodriguez-100738628467307/ for reviews, anecdotes and more information about the music of Federico Ruiz

Venezuelan Composer Federico Ruiz
Miguel Delgado-Estévez, Clara Rodriguez, Eduardo Ramirez, Federico Ruiz in concert.